¿Qué es lo primero en lo que piensas cuando buscas hábitos saludables? ¿Alimentación? ¿Deporte? ¿Miras atrás y le echas la culpa a tu herencia genética? Lo cierto es que las investigaciones más recientes siguen destacando que el estilo de vida es el factor clave para la salud. ¡Esto es maravilloso! Porque quiere decir que en tu mano está el control para envejecer con mejor calidad de vida.

4 factores clave que determinan la salud

No podemos negar que la herencia genética explica parte de lo que somos.  Entre todos los factores, quizás es al que menos importancia relativa tenemos que dar. Aunque es bueno hacer una reflexión y ser conscientes de qué aspectos hemos heredado que pueden condicionar nuestra vida. Pensemos que la herencia genética es como la económica: para envejecer con calidad deberíamos tomar decisiones que nos permitan mantener esa herencia estable, sea cual sea el punto de partida.

Por otro lado, el medio ambiente es fuente de salud, pero también puede serlo de enfermedad. Vivir en ambientes muy húmedos o muy contaminados (ambiental, acústica, campos electromagnéticos, etc.) podrían ser dos ejemplos que condicionen nuestra salud. Conocer el entorno nos proporciona información valiosa para tener en cuenta cómo influye en nuestra salud.

Y en cuanto a los problemas médicos que pueden surgir a lo largo de la vida (diabetes, hipertensión, insomnio), mi experiencia es que hay que ponerles atención para evitar su cronicidad dentro de lo posible. En gran medida la predisposición genética existe para desarrollar algunas enfermedades. Sin embargo, el estilo de vida será determinante para impulsar la aparición y evolución de la misma. En caso de que ocurra, contar con la ayuda de los profesionales nos permitirá a gestionar mejor la situación.

Estilo de vida: autocuidado y voluntad

Hoy estamos aquí para revisar qué es el estilo de vida y qué podemos para mejorar nuestra salud a través de este factor. El estilo de vida es el conjunto de hábitos y conductas que modulan y rigen nuestra vida: dieta/nutrición, actividad física, conducta sexual y hábitos tóxicos (tabaco, alcohol y drogas). Para tener un estilo de vida saludable tenemos que evaluar nuestros conocimientos y la voluntad personal, ya que estos factores dependen directamente de la persona.

Estarás de acuerdo en que el conocimiento puede ser clave para determinar los hábitos: que sean más o menos saludables o que se adapten más o menos a las necesidades de la persona en este momento vital. Cuando más consciente somos de lo que nos sienta bien o no, mejor podemos apoyarnos en la voluntad para elegir la vida que queremos. Esta capacidad de decidir -la voluntad- es la que nos mueve a cambiar los hábitos que generan un impacto negativo en nuestra salud y elegir aquellos que nos impulsan a mejorarla.

Encontrar los momentos de autocuidado y presencia (ser consciente) es importante para la salud física y emocional. Por ejemplo, para asegurar una buena nutrición es tan importante lo que comemos como la capacidad de nuestro organismo para asimilar y aprovechar el alimento que comemos. La famosa microbiota nos está dando a conocer todo su potencial en el sistema digestivo a través de las investigaciones de los últimos años. Prestarle atención para conseguir su buen funcionamiento nos apoyará en la gestión de momentos vitales donde hay cambios físicos, por ejemplo durante la menopausia.

Para profundizar más sobre esto, te propongo un ejercicio de compromiso contigo. Durante al menos una semana coge una libreta o diario y regálate cada día entre 10 – 15 minutos y escribe:

  • Lo que has comido y cómo te has sentido después. Si has sentido hinchazón abdominal, si te entró sueño o si estuviste más enérgico.
  • Las emociones que has tenido durante el día y los motivos que crees que te han condicionado a tenerlas. Por ejemplo si hiciste deporte, si tuviste una conversación nutritiva, si pasó algo en el ámbito laboral o familiar que te afectó.

El cuerpo posee los mecanismos para adaptarse al entorno, a nuestras circunstancias sociales y profesionales. A cambio, nos pide compromiso para escucharlo y actuar en consecuencia. Y así restaurar juntos la salud cuando haya agentes externos o internos que generen desequilibrio. Esta es la mejor forma de prevenir la enfermedad, apoyar la salud y el bienestar físico y emocional.

En las próximas publicaciones te daré tips que utilizo para recuperar mi centro. Cuando miro mi brújula y reviso cuánto me desvié de mi rumbo para decidir recuperarlo. ¿Qué has descubierto tú con el ejercicio que te propongo? ¿Has averiguado algo nuevo sobre ti y tu estilo de vida? ¡Enhorabuena! Si te apetece, comparte la experiencia en comentarios.

Bibliografía y referencias

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